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Naoto Kan, primer ministro de Japón, remarca como pieza clave de la política nacional, su preocupación por la disminución de la población japonesa.
Resulta que, según el censo de 2005, en Japón vivían 127.767.994 habitantes.
Proyectando esa población tres generaciones (la longitud en el tiempo de una generación es de 30,17 años) en el futuro (suponiendo invariantes las actuales tasas de mortandad y natalidad) descubrimos que las islas de Japón quedarán habitadas por 50.449.303 almas en el año 2096. Se trata de una reducción en la población del 60,5% en 90 años.
Para hacernos una idea de lo que supone esta merma, cuando una población de cualquier especie decrece un 50% en tres generaciones (contabilizadas según sus particulares esperanzas de vida), entonces se dice que ese animal se encuentra en peligro de extinción. Luego no exageramos al decir que la población japonesa está en peligro de extinción, así Japón está al borde del precipicio que supondría desaparecer como nación.
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