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“Al releer la historia de la creación del Modulor se puede apreciar paso a paso la lucha de Le Corbusier con la búsqueda de la escala verdadera y de su división lógica. El busca intensamente, bajo la impresión de la escala armónica de la música, la verdadera armonía óptica de la división del espacio, con el, en resumidas cuentas, muy práctico objetivo de lograr la normalización universal de las unidades de medida arquitectónicas. Prescindiendo de apoyarse en el modelo del humano, el proceso es muy abstracto y no tiene en cuenta absolutamente la realidad de los materiales con los que definitivamente van a construirse las formas (…). La aplicación de estas normas de armonía a la Arquitectura se hace peligrosa cuando se les atribuye un contenido de verdad rayando el misticismo que sobrepasa sus hipótesis de partida (por ejemplo. las proporciones humanas). Su valor no excede del de una convención frecuentemente muy útil.”
(….)
«Si un saltamontes fuera tan grande como un elefante seguramente sus patas no podrían soportar tal peso. El orden de magnitud en el que se mueven los seres vivos no es ninguna casualidad, sino que viene determinado por el material que se halla a disposición de la naturaleza para la construcción de sus criaturas y, como veremos seguidamente, también por la fuerza de atracción de la Tierra.»
Bajo esta reflexión de Heins Hossdorf, y a la vez crítica hacia el Modulor de Le Corbusier, nos presenta un curioso campo de la duda. Encoger, no significa reducir proporcionalmente de tamaño los objetos, sino entender un replanteamiento estructural bajo una nueva condición grativatoria.
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Heinz Hossdorf. Modelos reducidos: métodos de cálculo, (Madrid: Instituto Eduardo Torroja 1972)